La COVID-19 se ha convertido en la primera pandemia a la que se ha enfrentado la humanidad desde la gripe española de 1918. La crisis sanitaria ha generado una caída de la actividad económica sin precedentes, con el consiguiente impacto en la sociedad.
Desde los primeros momentos de la crisis, Ferrovial consideró que tenía un papel relevante como agente social, actuó de manera rápida y firme en cuatro objetivos principales: protección de la salud de empleados y usuarios, mantenimiento de servicios esenciales, continuidad de la actividad y compromiso con la comunidad.
Ferrovial adoptó desde el primer momento las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y de los diferentes gobiernos en los distintos países en los que opera la compañía. Se constituyó un Comité de Seguimiento compuesto por distintas áreas funcionales de la organización para el seguimiento e implantación de medidas preventivas y organizativas con el fin de garantizar la seguridad de los trabajadores.
Antes de que se decretasen los primeros confinamientos por parte de los gobiernos, la compañía preparó a sus equipos para trabajar en remoto y tomó la resolución de suspender todas las reuniones presenciales y los viajes. Las oficinas se trasladaron a los hogares de los empleados, dotándoles de las herramientas necesarias para garantizar el mantenimiento de sus actividades.
En paralelo, se proveyó a los trabajadores de primera línea de los equipos de protección y profilaxis necesarios para cumplir con su labor con las suficientes garantías.
La comunicación interna se intensificó para informar a los empleados sobre la situación de la compañía y las acciones que se estaban llevando a cabo. La comunicación del Consejero Delegado, a día de hoy, continúa siendo frecuente a través de la difusión de videos y correos electrónicos semanales.
Alrededor de 16.000 empleados en España y 9.000 en Reino Unido, estuvieron en la primera línea prestando servicios críticos sanitarios, de limpieza y abastecimiento de agua, que beneficiaron a 25 millones de personas. Su labor garantizó: la atención de 85.000 llamadas diarias telefónicas de emergencias en distintas comunidades autónomas; la gestión de ambulancias y teleasistencia; el mantenimiento y limpieza de hospitales con más de 40.000 camas en 13 comunidades autónomas, el tratamiento de los residuos clínicos y farmacéuticos, así como servicios de limpieza viaria y recogida.
La compañía participó junto con la Comunidad de Madrid en la instalación del hospital de campaña de IFEMA (Feria de Madrid), el mayor de toda España, con una capacidad total de 5.500 camas. Empleados de Ferrovial trabajaron montando en dos días 1.600 camas y 30 kilómetros de red de gases medicinales. Adicionalmente, en colaboración con la Comunidad de Madrid y otras empresas, se participó en el desarrollo de la aplicación “CoronaMadrid” para facilitar el diagnóstico, seguimiento de pacientes y evitar la saturación asistencial y de los números de urgencias. Acciones como la implantación de Centros de Test desde el vehículo o la puesta a disposición de los sanitarios de plazas de aparcamiento gratuitas se encuentran entre la multitud de acciones realizadas por la compañía.
En Reino Unido, los 9.000 empleados de Amey, realizaron el mantenimiento viario de 30.000 km de carreteras y ferrocarriles; recogida de residuos en 20 localidades; el facility management de escuelas y servicios de salud dando cobertura a 1.300.000 personas, así como el mantenimiento de 50.000 viviendas y 23.000 edificios del Ministerio de Defensa, 18 salas judiciales, 60 centros de reclusión además de prestación de servicios para empresas de utilities (agua, electricidad, gas).
Asimismo, en mercados como Portugal y Chile se garantizó la continuidad del negocio de la compañía y la prestación de servicios esenciales en la crisis sanitaria.
Al inicio de la pandemia, la empresa aseguró su solvencia financiera hasta alcanzar en junio 2020 un nivel récord de liquidez, 7.506 millones de euros excluyendo proyectos de infraestructuras. La posición neta de caja ex-infraestructuras se situó en 1.668 millones de euros (incluyendo actividades discontinuadas), que cubre cómodamente los vencimientos de deuda previstos para 2020 (815 millones de euros) y 2021 (1.070 millones de euros).
Pese a las caídas en los tráficos, los activos mejoraron su solidez financiera. Tanto la 407 ETR como las autopistas tejanas disponían de liquidez suficiente para hacer frente a sus obligaciones de 2020. El aeropuerto de Heathrow dispone de 2.700 millones de libras de caja, suficiente para cubrir todos sus pagos hasta al menos junio de 2021.
Adicionalmente la emisión de bonos a seis años por un importe de 650 millones de euros con un cupón del 1,382%, con la posterior suscripción de 129,9 millones de euros más; las desinversiones del 5% de Budimex (58 millones de euros) y el cierre de la venta de Broadspectrum (288 millones de euros), mejoran aún más la solvencia de la compañía.
Por último, la compañía se puso a disposición de las Administraciones y ONGs para paliar los efectos sanitarios de la crisis, plasmando su fuerte compromiso social en los mercados en los que está presente. Para ello, se constituyó el fondo “Ferrovial Juntos COVID-19” con una aportación inicial de 5 millones de euros por parte de la compañía. En paralelo, puso en marcha una iniciativa de captación entre empleados, consejeros, accionistas, colaboradores, proveedores y todo aquel que quisiera participar para ampliar el importe con el compromiso de doblar la cantidad recaudada. El fondo alcanzó una dotación total de 8,69 millones que se destinó a la compra de equipamiento sanitario, investigación de vacunas y ayuda alimentaria.
La compañía asignó 4,235 millones de euros para el reparto de alrededor de 2 millones de menús a familias vulnerables canalizados a través de Cáritas, World Vision, CESAL, World Central Kitchen, The Trussell Trust Food Banks, Ayuda en Acción, Acción contra el Hambre, Cruz Roja, bancos de alimentos y otras organizaciones en España, Reino Unido, Estados Unidos, Chile, Colombia, Perú, Polonia y Portugal. Estas ayudas beneficiaron a unas 117.000 personas con la distribución de 2.000.000 de comidas aproximadamente.
Con la idea de impulsar la investigación para el desarrollo de una vacuna contra la COVID-19, se donaron 500.000 euros a la Universidad de Oxford, 250.000 euros para los dos proyectos de vacunas del Centro Nacional de Biotecnología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y 150.000 a Baylor College of Medicine de Texas.
En el ámbito médico, se destinaron 3,555 millones de euros para la compra de 900.000 mascarillas, 117.000 tests de diagnóstico, 90 respiradores, además de otro material sanitario o equipos de protección individual, que se han donado a distintas comunidades autónomas entre las que se encuentran Madrid, Valencia, Castilla-La Mancha, Andalucía, Cataluña, Galicia, Cantabria y Canarias. Parte de esta contribución se distribuyó a través de entidades de la Administración o de ONGs en otros países como Reino Unido, Chile, Colombia, Perú, Polonia o Portugal.